Vivir en comunidad para aprender que todo lo que ocurre alrededor es perfecto

Estas líneas están dedicadas a nuestra familia espiritual y a cómo conservar la unidad dentro de la comunidad.

Cuando compartimos nuestra vida con otras personas nos damos cuenta que hay momentos en los que la convivencia se torna demasiado pesada, hasta el más mínimo detalle puede ser complicado. Esto sucede porque Dios no está en el centro de las relaciones. Cuidar a otros es una tarea muy difícil, por eso es aún más complejo encontrar personas consagradas al servicio de los demás, que no busquen nada a cambio.

Cada una de las personas con las que convivimos tiene una particularidad, algo que la diferencia de otros y que la hace alguien único. El amor y la dedicación son elementos básicos para mantener buenas relaciones entre diferentes caracteres y lograr la armonía, esta es la base incluso para superar malos entendidos y momentos difíciles en las relaciones familiares.

El mundo está lleno de envidia, riñas e hipocresía: cada persona lucha por sus propios intereses sin pensar en el resto de la humanidad; siempre buscando nuevas posibilidades y muchas veces con resultados poco favorables. Lo importante es que detrás de cada hecho hay una causa significativa, algo que esta sucediendo para nuestro aprendizaje.

Como dice el título de este texto: todo lo que ocurre alrededor es perfecto porque tiene una razón, un sentido y un impacto en nuestra vida. Si no fuera por todo lo que pasamos, no hubiésemos llegado hasta donde nos encontramos hoy, no seríamos quienes somos ni hubiésemos aprendido todo lo que sabemos.

Más importante que considerar los aparentes errores de una persona es detenernos en sus logros, más que exigir a otros un comportamiento determinado debemos apreciar los avances y entusiasmar para continuar, sólo así aprendemos a valorar realmente a las personas y a mantener relaciones sinceras que hagan felices a los demás y a nosotros mismos.